LA
DESAPARICIÓN DE LO URBANO
Darío
Ruiz Gómez
Durante
la Edad Media, se escapaba del campo, de la condición de siervos sin derecho alguno a la vida,
sometidos a las brutalidades de los grandes señores, para buscar
la libertad que ofrecía la ciudad.
Desde entonces el concepto de vida urbana se establece sobre los estatutos que reconocen
y salvaguardan este derecho, ser un urbanitas
es identificarse con los espacios donde se reconoce las gentes
en la pluralidad. Es esta conquista la que
convierte a la Ciudad en imagen de la libertad, un objetivo que nunca ha perdido vigencia y desde el cual
se han justificado conceptos como un urbanismo humano, integrador. Medellín vive
en estos momentos un retroceso histórico de dramático alcance ya que lo que en un momento dado pareció
constituirse en la aparición de una cultura metropolitana gracias a la consolidación de la moda como una conquista democrática, un logro
de todos los grupos sociales y no manifestación del poder adquisitivo de una
minoría, como señala Lipovesky, cuando la ciudad se abrió de fronteras a la
presencia de una cultura contemporánea que sirvió para reconocer los logros de
nuestro rock, cuando el arte logró alcanzar una expresión generacional y universal, cuando nuestro noche se llenó de
las nuevas tipologías de bares y discotecas
y se recuperaron la calle y los recorridos, cuando las mujeres de la edad madura
conquistaron sus puntos de encuentro, cuando pareció emerger con fuerza una
cultura gastronómica, cuando sentimos que nos habíamos alejado de las sombras
de la ignorancia provinciana y nuevas
experiencias culturales se fueron agregando hasta presentir que habíamos
propiciado un ciudadano consciente de estos valores. No pongo en duda que hubo
un planteamiento urbano alrededor de las llamados Parques Biblioteca, de una
nueva tipología de los edificios oficiales y esto también nos dio la ilusión de
estar accediendo a una ciudad integrada capaz de superar las heridas que había
dejado la barbarie del narcotráfico. Pero ¿Cuánto duró esta ilusión si la
burocracia que tenía la misión de afirmar estos planteamientos hacia una nueva
ciudad se caracterizó rápidamente por su ignorancia, su falta de
profesionalismo y pretendió cubrir sus errores recurriendo a un gigantesco gasto
en una publicidad engañosa? Debajo de
estos dibujitos, de estos premios comprados ¿Qué planificador previó la
expansión secreta y mortífera de un
cáncer que devoró nuestra economía por lo bajo y que destrozó la
continuidad del territorio de calles y espacios públicos imponiendo la fealdad?
La aspiración a los espacios de la libertad y el intercambio social se vio
rápidamente sustituida por algo tan inhumano como las nuevas Fronteras
invisibles y la población confinada en verdaderos campos de concentración. ¿No
es escandalosa la inmoral desaparición de los espacios verdes
necesarios para la salud y el ocio, las
licencias otorgadas para negocios de mala muerte?¿No es escandalosa la bárbara
invasión de motocicletas circulando sin control alguno?
Este
caos descubre una negligencia grave al desconocer que lo prioritario consiste en resolver el escandaloso problema
de movilidad que nos está llevando a una crisis nerviosa que ha alterado de
manera grave la conducta de los ciudadanos. Hoy la ciudad no es el espacio que
nos hace libres sino el panóptico al
cual nos someten a los criminales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.