miércoles, 8 de octubre de 2014

TEÓFILO VILLACORTA CAHUIDE- En Defensa de la Palabra





CONVERSACIONES CON  TEÓFILO  VILLACORTA  CAHUIDE

          Carlos Alfonso Rodríguez


     El artista plástico y escritor Teófilo Villacorta Cahuide (Aija,1966), estuvo exponiendo parte de su obra pictórica en el halls del Municipio de Envigado, entre los días 16 y 29 de Septiembre del presente año, invitado por la Casa de la Cultura del mencionado municipio, por mediación de la gestora cultural Débora Dante y el poeta Juan Mares.
     Cuenta el artista peruano que nació en el pequeño pueblo de Aija, el 15 de Octubre de 1966. Pero que a los ocho meses de nacido en brazos de sus padres fue llevado a vivir a la caleta de Culebras, ahora puerto y municipio de Huarmey desde el 20 de Diciembre de 1984. El artista creció en una pequeña casa de madera y esteras frente al rico mar del Océano Pacífico, entre oleajes, mareas, tijeretas, patillos y cantos de gaviotas que evoca en sus escritos, poemas, relatos y cuentos de manera permanente.
     En Puerto Culebras se destacó tanto en primaria como en secundaria (bachillerato), siendo un aplicado estudiante que poseía inocultables y sobresalientes condiciones artísticas. Fue el primogénito de una prolífica familia en donde la cabeza familiar era un modesto pescador que luego de recoger la cosecha diaria que le prodigaba el mar y de compartir momentos de diálogo con sus hijos y esposa, transcurría algunas horas de solaz en los bares del puerto escuchando a los cantantes populares y las más bellas canciones de esa época: “Mil años”, “Luciérnaga”, “Dios mío haz que me enamore” de Félix Zevallos Robles “Dino de América”(Barranca, 1946) excelente cantor que vive aún en la Ciudad de Barranca. También escuchaba su padre a los “Pasteles verdes” que imponían canciones como “Sueños de una noche de verano”, “Angelitos negros”, “Hipocresía”, “Mar”, “Amor imposible”. Período de grandes cantautores locales: José Escajadillo, Juan Mosto, Raúl Vásquez, Edwin Alvarado, Mitchel, Homero, Luigi Montagne. Cuando entonces Chimbote era el primer puerto pesquero del mundo y la caleta de puerto Culebras una de sus principales abastecedoras.
     En esas condiciones y en esas circunstancias Teófilo Villacorta Cahuide, desde niño intuyó, exploró y dedujo que solo la educación, la información y el conocimiento podrían sacarlo a él y a su familia hacia adelante, por lo que siempre ocupó los primeros lugares en los estudios primarios y secundarios en la única institución educativa de Culebras, méritos con los cuales al final de once años obtuvo el ingreso directo para continuar estudios universitarios, técnicos y superiores. Decidiéndose por la Escuela Nacional Superior Autónoma de Bellas Artes de Lima.
     A mediados y en finales de los años 80 Teófilo Villacorta caminaba por las viejas calles del centro de la capital peruana con sus primeros lienzos bajo el brazo, promocionando algunos trabajos pictóricos y a veces ofreciendo sus servicios como publicista artístico para generarse algunos necesarios recursos económicos, que permitieran sostener sus estudios académicos y universitarios, pues había llegado de la provincia norteña de Huarmey en épocas muy difíciles sin familiares ni amigos. Eran tiempos en los que restaurantes, cafeterías, panaderías y hoteles requerían los servicios de publicistas artísticos, ahora ese trabajo lo hace cualquier computador o diseñador gráfico en cada esquina. Luego estudió en la escuela de Bellas Artes de Huaraz, capital del departamento de Ancash.
     Teófilo Villacorta Cahuide, actualmente es profesor de Artes en la Institución Educativa Inca Garcilaso de la Vega, uno de los colegios más emblemáticos de la ciudad de Huarmey, en donde enseña cuatros días a la semana y por las tardes se dedica a pintar o a enseñar a los alumnos y jóvenes que se encuentren interesados en desarrollar sus inquietudes artísticas frente a un lienzo y frente a los caballetes de pintura.
     “Yo vivo para la pintura y el arte, no vivo para vender” nos dice el artista plástico y escritor para despejar todas las falsas dudas de quienes lo habían imaginado como un “artista-empresario” que ha viajado a México, Cuba y Colombia echándose una gran vida. Simplemente es un artista laborioso y disciplinado que cuando no está en Huarmey se encuentra en su taller de Lima, por lo cual pasa lunes, martes, miércoles, jueves en Huarmey y viernes, sábados, domingos en Lima luego de viajar cuatro horas; pero si algunos pensaban que el artista solo se dedicaba a la pintura y docencia, tenemos que contarle que entre viaje y viaje, entre encuentro y encuentro, el artista plástico escribe poemas, cuentos, relatos y crónicas periodísticas, labor literaria que empezó con un pequeño cuadernillo de poemas titulado “Gaviota gris” impreso a mimeógrafo, que tuve el privilegio de recibir de sus propias manos allá por los años 90. Así empezó para Teófilo Villacorta una actividad paralela a su labor de pintor, luego de “Gaviota gris”, publicó “Aventura: en marea caliente”, “Una confesión para todos”, “Flores en mi celda”, “Fiebre de la desidia”, “De color rojo”, “Marea de sombras azules”(Lima, 2008), “El mar en los ojos de la niña Buenaventura” (Premio Nacional Horacio 2009), “Volver al mar como en los sueños”(Premio Nacional Horacio 2010), “Conversaciones con el mar”(Lima, 2012), obras y trabajos literarios por los cuales es considerado uno de los más sobresalientes autores y poetas de la denominada generación de los 90, que es aquella que celebró el primer centenario de César Vallejo, la que vivió la violencia política, social, económica y cultural entre 1980-2000. Así como la represión interna y militar de Alberto Fujimori, la caída del muro de Berlín, el fin de la Guerra Fría, la imposición mundial del orden económico neo-liberal, el imperio del capitalismo salvaje. Ninguna otra generación fue más avasallada, perseguida, desaparecida, calumniada y vetada, aún así nunca faltaron advenedizos, diletantes y estrafalarios autores que creyeron que esa era una oportunidad magnífica para exhibirse y auto- promocionarse. El mismo autor que ahora nos ocupa por esos años padeció el presidio como muchos autores de su generación y época en la vieja cárcel de la avenida Alfonso Ugarte, en donde José María Arguedas escribiera “El Sexto”.
     El artista visitante ha recorrido varios municipios de Medellín: Envigado, Itagui, Bello, San Gerónimo, Santa fe de Antioquia, Cañasgordas, Giraldo, Dabeiba, Carepa, Mutatá, Chigorodó, finalmente Apartadó en donde ha dictado talleres de pintura en la Biblioteca Federico García Lorca y ha leído sus extraordinarios poemas al mar. En la ciudad de Medellín visitó el Museo de Antioquia, la Universidad Nacional, la Universidad de Antioquia, la Biblioteca Débora Arango, la biblioteca Félix Restrepo, la biblioteca Héctor González Mejía, la casa de la lectura infantil, la Fiesta del Libro, ha concedido algunas entrevistas a emisoras y cadenas de televisión. Con Teófilo Villacorta Cahuide la pintura peruana sigue una trayectoria relevante iniciada en el siglo XX por Sérvulo Gutiérrez, César Moro, José Sabogal, Víctor Humareda, Armando Villegas, Alberto Quintanilla y Fernando de Szyszlo.                 


                                  Medellín 8 de Octubre de 2014.




 

 



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