Lisímaco
Henao
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Póker de Ases
de
Eduardo Escobar
POKER DE ASES
Eduardo Escobar
Todo está permitido
También la luna
Y los anarquistas
Todo está prohibido
La lluvia y las cebollas
El pan por las nubes
Las películas francesas
Todo cambia
El mar con las mareas
Las formas del mensaje
Las piedras de Sogamoso
Todo importa
El sol cada mañana
Una salchicha al desayuno
Una mujer para sus nalgas
Todo me sobra
El oro en los baúles
El aire envenenado
Y los cuatro ases
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Anoche apenas escuché esta balada, Póker
de Ases, que primero fue un poema de Eduardo Escobar y que Lisímaco Henao le ha colocado
música y él mismo la canta.
Así es el azar, que un poema haya sido escrito
y que años después un cantautor le haya descifrado su música, y lo haya
revestido con la guitarra, el saxofón y su voz poderosa y obligue que lo escuchemos varias, muchas veces. Y no sé
por qué extraña circunstancia entrañable sitúe al poeta, a Eduardo, en esos
momentos duros de la poesía, en esos instantes de ensueño, cuando las utopías merodeaban
por estas calles de Medellín.
El poema refiere un instante particular
del poeta cuando él mismo se permite contemplar la noche y la presencia de un
mundo no reglamentado y las películas francesas
que le abren un mundo: Julieth Greco, ¿Godard? Luego en su intermedio nos dice que
todo cambia, el mar, las piedras de Sogamoso y por supuesto los mensajes que le
llegan con lo variable que es la voz, las voces de los amigos o amigas. Así también
todo le importa las mañanas, el sabor y una dama en la mañana. Pero también el poeta
nos comparte su deshacimiento con el mundo cuando le sobra el oro, el aire y
todo se lo deja al azar, al juego a la coincidencia de los ases, la suerte está
echada.
En este pequeño poema está la presencia
de Eduardo.
En este poema está el encuentro entre
el poeta y el cantante.
Y dele con la rata de alcantarilla uribista Eduardito El Loquito Escobar
ResponderEliminarLo confiesa: le sobra el oro y el aire envenenado al
ResponderEliminarneonazi Eduardo Escobar, pupilo del Opus Dei.
Por supuesto el sobra el oro a los mercaderes del templo de la poesía en esa ciudad bastarda donde todo se vuelve un negocio.
ResponderEliminar“No saber lo que ha sucedido antes de nosotros es como ser eternamente niños”.
ResponderEliminarComo tiran piedra los mediocres.
ResponderEliminarTiene hasta cara de asesino
ResponderEliminarPobre Eduardito con su tumor neonazi por comerle carreto a Uribestia
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