.....
.....
Darío Lemos: ¿Las almas devotas van a cielo?
Si Darío hasta un poeta maldito como tú.
Directora:
Ángela María Puerta
Actores:
Juan Fernando Saldarriaga - Gerson Osorio - Gustavo Lopera- Idali
Vanegas - Mauricio Flórez - Estefany Cañas - Camila Agudelo - Manuela Vélez - Andrés
Villa - José Alfredo Argumedo - Carolina Franco - Tatiana López - Ana María Zuluaga
- Jacqueline Bohórquez - Laura Henao - José Andrés Ardila - Sara Flórez - Simón
Flórez - Vanessa Velásquez.
....
....
.....
Darío Lemos:
¿Las almas devotas van a cielo?
Si Darío hasta un poeta maldito como tú.
Víctor Bustamante
De golpe, Lemos comienza a recordar los eventos que ha
vivido; debería decir, que ha padecido, porque esos fueron los últimos años de
su vida, el sufrimiento y la exclusión que lo llevaron casi a delinquir se
suceden como una fantasmagoría en un lugar donde pasó los últimos años de su
vida: la cama. Allí se convirtió en un viajero inmóvil detenido físicamente,
pero en tránsito al territorio de la nada, mientras de golpe en su misma inmovilidad
se suceden uno a uno los intervalos de su existencia. Ahí reside la magia de la
obra, en el umbral de la muerte, de golpe, se empozan en el poeta: nada menos que
su vida, esa larga cadena de eventos que lo definen.
Antes de entrar a la obra me preguntaba cómo, su directora Ángela,
iría a tratar el personaje y esa leyenda negra que aun en vida lo embargó, dudaba
acerca de qué aspecto ella iría a intimar, el punto de vista, en cuál haría más
énfasis; preguntas que se resolvieron al saber que ha pasado el tiempo de la
obra y no ha tenido puntos muertos, porque así como en Darío toda su subsistencia
fue algo sin concesiones, así Ángela y sus actores van enseñando en cada cuadro
esa vida azarosa que vivió el poeta de una manera serena.
Hay un recurso que me sorprende, los diversos Daríos, la sucesión
de personalidades en que ella ha quebrado al poeta, lo ha diseccionado no para ensañarse
en una sola personalidad sino para enseñarnos todos los posibles caracteres que
él vivió y padeció así como las que nos reveló de una manera fugaz. Y ahí reside
el equilibrio al mostrarnos ese Darío cuya vida se deslizaría poco a poco hacia los terrenos sombríos de la maldición. Aunque
hay una fisura: uno se pregunta en la persistencia del amor, del deseo, en
las mujeres que lo rodearon y que aún lo
aman, como si fuera una suerte de yacente a la espera de la bondad femenina que
lo saque de ese desierto de la noche, de ese abismo, de esa cuerda floja en que
el poeta seguía los dictados de los
manifiestos nadaístas, y como, solo él, fue capaz de vivirlos y cumplirlos al
pie de la letra
No hay alarde de lo que en vida hizo Darío, de vivir de su enfermedad
para buscar conmiseración, no, Ángela escudriña en el interior del poeta, de la
desazón, nunca de su fracaso sino de una vida calcinada en pos de la poesía, y
por supuesto del nadaísmo más puro.
Victor felicitaciones por mostrarnos esta obra tan interesante. Vos siempre en la jugada te quiero
ResponderEliminarDeberían presentar esta obra en Meellin
ResponderEliminar