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Saúl Álvarez
Testigos urbanos-Pasajeros de bus-Signos de ciudad
Colección literatura
FUNDACIÓN ARTE Y CIENCIA
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Caminar la ciudad,
vivir la ciudad vivir la ciudad
Víctor Bustamante
Medellín ha sido casi
siempre analizado desde diversos aspectos. El mayoritario define, mira, vuelve
a mirar a la ciudad desde las comunas como si la violencia que asola y la miseria
que se vive allá fuera la mirada definitiva, la que le da contundencia a
nuestro deseo de mirarla. Pero al hacerla solo allá nos recuerda algo así como
la porno miseria donde es más interesante, el evento, que es duro, que las búsquedas
de quien escribe y trata de formalizar un espacio personal sobre la ciudad.
Esclavos de los
medios que solo beben sangre para mostrar, escandalizar y mantener un síntoma sobre
la ciudad. Lo cual sabemos, la miseria es reprochable, la incultura igual, los asesinatos
igual, pero estos muestran ese renglón como lo representativo. Así, otra clase
de literatura se deja de lado, vale lo que conmociona, no lo estético. Y ahora
vamos a referirnos a esto último.
Saúl
Álvarez en sus últimos ensayos, Testigos urbanos-Pasajeros de bus-Signos de ciudad. Indaga una ciudad bajo algo lúdico y atrevido como es el
hecho de espiar, de fotografiar, mirar, seguir a los ciudadanos, sorprenderlos
en instantes en que ellos son observados y no saben que algo de ellos le interesa
a quien se pregunta algo sobre ellos, precisamente en la intimidad de lo público,
a través del lente de una cámara fotográfica, o las notas para un posible texto. Puede ser un gesto,
una manera de comportamiento, una mirada.
La singularidad de
una mirada nos permite dar rienda suelta a un aspecto lúdico al entrar en el espacio
del otro que, a lo mejor se resiste a ser narrado de cualquier manera. De todas
maneras el escritor siempre es un fisgón, un entrometido, aunque no solo utiliza
su memoria, sino que ahora, como lo afirma Saúl, debe utilizar esos mecanismos para
guardarla ya que a lo mejor desconfía de su memoria y se adentra en este tipo
de ayudas. Así mismo viajar en bus, es recorrer la novela de cada uno de los
viajantes anónimos que encierran toda clase de posibilidades.
Alguna vez decía Benjamín
que conocer una ciudad es perderse en ella, pero ahora Saúl Álvarez nos propone
que nos perdamos en ella, pero capturándola no solo con la escritura sino también
con la memoria fotográfica.
Así Medellín a través
de uno de sus escribas. Escritura y fotografía, indagación y respuesta, estos
ensayos nos define en detalle la ciudad en lo que siempre huye: lo cotidiano.
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