sábado, 27 de julio de 2013

12. Medellín: Deterioro y abandono de su Patrimonio Histórico. Estanislao Zuleta

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12. Medellín: Deterioro  y abandono de su Patrimonio Histórico. Estanislao Zuleta

 

Estanislao Zuleta

Víctor Bustamante

                                                                          Para Carlos Bueno

Nunca conocí personalmente a Estanislao Zuleta. La única vez posible fue durante una anunciada conferencia en la Universidad de Medellín pero no llegó al auditorio: estaba sumamente borracho, pero si lo estudié más tarde en un libro sobre economía política, un cuadernillo que era necesario leer como texto de estudio. Luego llegaron otros ensayos de él sobre la lectura y uno que me decidió a buscarlo: Elogio de la dificultad, el cual me estimuló siempre para superar escollos en tiempos de crisis. Ahí prefigura esa sensibilidad que lo haría tan proclive a que sea tan leído. Siempre me llamó la atención el hecho de que se hubiera convertido en autodidacta contrariando los nuevos cánones que regían la Universidad de Antioquia, y la sociedad, en general con el prurito de establecer la educación como un medio de ascenso social nunca como un meta de aprendizaje. Luego enseñó en la Universidad del Valle, más tarde ofició como consejero de Belisario y, un día cualquiera, supe por los diarios que había muerto en su apartamento de Cali.

De tal manera acabo de leer una biografía, La rebelión de un burgués, escrita por Jorge Vallejo Morillo donde me doy cuenta del paso vital de Zuleta por las ciudades que habitó, así como por los caminos del conocimiento que desbrozó desde un punto de vista tan peculiar como el suyo, así como el sendero tortuoso de su actividad política.

En su casa, ubicada en Cuba con Chile, su madre instituyó una sala de costura donde era imperioso que las esposas de los banqueros, de los políticos y de los industriales en fin toda la gente in de la ciudad pasara por su salón de costura que se convertiría en lugar de chismes políticos y sociales.

Mientras esto ocurría Estanislao se enfrascaba en todo tipo de lecturas, que es el camino indicado para huir del ambiente constreñido del estudio. La montaña mágica fue el texto que deslumbraría a Zuleta, así como la representatividad que tuvo en su formación intelectual personas como Femando González, Fernando Isaza  y León de Greiff.

Zuleta tomó una actitud realmente desafiante para su tiempo: no quiso seguir estudiando en el liceo de la Universidad de Antioquia y aun es más inverosímil el apoyo que le dio su familia, de tal manera luego del accidente donde murió su padre al lado de Gardel, Zuleta quedó al cuidado de su madre Margarita Velásquez, y de su familia de intelectuales afamados.

Esa rebelión ante el medio estudiantil había comenzado cuando fue echado del liceo de la Bolivariana, fue a parar a la Universidad de Antioquia donde conoció en la biblioteca a Mario Arrubla que luego lo visitaría en su casa y que vivía en el Barrio Antioquia, también se hizo amigo de Delimiro Moreno que vivía en Bello, de Ramiro Montoya y de Virgilio Vargas, además hicieron contactos con algunos comunistas como Eloin Grajales y Álvaro Vélez.

Como la literatura estaba presente al lado de las discusiones políticas, Estanislao Zuleta, Mario Arrubla, Gonzalo Arango, Delimiro Moreno, Jaime Mejía Valencia, Rodrigo Sánchez Giraldo, organizaron un centro literario en la biblioteca Santander y otro en Bello, el Marco Fidel Suarez, en la casa de Delimiro Moreno, donde realizaban juicios literarios.

En esta casa de Prado Zuleta, Arrubla y Delimiro Moreno asumieron el estudio y el análisis del malestar cultural por su cuenta. Su horario de estudio transcurría de  ocho a doce de la mañana y de dos s seis de la tarde. Allí estudiaron a Marx, a Freud,  a Nietzsche y leyeron mucha literatura, que con la filosofía y política fueron sus materias preferidas. Luego se iban para los cafés del centro menos Arrubla que prefería los de Lovaina.

Zuleta también fue amigo de Alberto Aguirre y de Óscar Hernández que vivían cerca de su casa en la plazuela de María Auxiliadora. La casa de Estanislao Zuleta, de estilo colonial, fue comprada por el meritorio director de El Colombiano, Juan Zuleta Ferrer, su tío, para construir otra de dos pisos de color blanco con puertas y ventanas de artesonado de madera. En la actualidad, esta casa fue restaurada de una manera totalmente apresurada y se perdió la huella de ser la casa de Juan Zuleta Ferrer así como este había desechado la construcción inicial donde vivió Estanislao Zuleta. Solo nos queda la fatal ilusión de saber que este era el preciado paisaje citadino de Estanislao Zuleta.

 

miércoles, 17 de julio de 2013

Eduardo Peláez Vallejo






Eduardo Peláez Vallejo

Víctor Bustamante

 

Por encima del concepto literario de moda, de los editores y su concepto relativo de la brevedad, de los temas repetidos -en el caso local la mafia o los asesinatos en serie-. Pero por encima del avinagrado realismo mágico de Ospina. Hasta por encima de  lo que viene del exterior -he intentado leer en dos veces fallidas a Foster Wallace ya descreyendo de los laudatorios comentarios y dejando incluso de lado el criterio de Rodrigo Fresan de una manera definitiva como reseñador o critico tibio de libros- Y sigo, por encima de tantos premios locales o hispanoamericanos, tanta literatura de marketin que dura dos meses en cartelera como si la literatura bajo este concepto fuera algo inmediato y no el trabajo de toda una vida.

Digo lo anterior por algo que me ha ocurrido: no sabía quién era Eduardo Peláez, claro que sus amigos que lo sabían no lo referenciaron, y lo digo por el texto que Francisco Velásquez ha escrito sobre uno de sus libros, Este caballero a caballo. Y me entró curiosidad y, en efecto, me ha colmado de curiosidad y me ha hecho feliz en el trascurso de su lectura.

Pero, ¿por qué esa suerte de felicidad?, lo digo por el equilibrio narrativo, de una parte no dejarse absorber por el folclorismo fácil de algunos narradores de provincia que se han quedado  muchos en una elongación de lo mismo, dejando que los temas se los coma el  telurismo y narrar solo los locos o los personajes típicos y es aquí cuando  aparece la sorpresa que dan estos textos de Eduardo Peláez al narrar los hechos y vivencias de un pueblo, El Retiro, de una manera poética tan sugestiva, tan equilibrada que me ha dejado perplejo  en el sentido de él narrar los temas de un pueblo con el vigor y el rigor con que se han vivido, apartados de las truculencias otra vez del folklor. Las palabras de Carrasquilla acerca de que las historias están ahí y basta buscarlas, es como si las tomara al pie de la letra nuestro escritor ya que la grandeza de una vida, sus avatares les ha dado lustre a ese color local narrándolas de una manera certera  con la poesía pero también el equilibrio suficiente para atraparnos. De ahí que a través de sus dos textos, Desarraigo y Este caballero a caballo, haya vuelto a que la literatura recupere su intuición: contar historia y de qué manera.

Desarraigo, su primera novela, se centra sobre una suerte de árbol genealógico personal donde poco a poco adquiere preponderancia su padre, Don Arturo, con sus viajes a Estados Unidos, Cleveland, a aprender la naciente tecnología de fabricar baterías, su regreso y su boda fastuosa con viaje al Hotel Magdalena en Puerto Berrio y sus viajes a Bogotá. Pero sobre todo aparece esa doble vida del exitoso Don Arturo con dos familias paralelas, el inicial éxito al lado de las infidelidades hasta su obligado regreso al Retiro a su decadencia. Don Arturo afirma que a los cincuenta años comienzan el descenso personal, claro que el dentro de su fracaso económico advierte su deseo y su responsabilidad y consigue empleo en al alto San Jorge, tierra de nadie, donde es asesinado.

Y es ahí donde comienzan las preguntas del escritor acerca de la conflictiva relación padre e hijo, cuando este último lo evoca y lo admira de todas maneras, así sea desde la lejanía del tiempo y lo instaure al darle ese toque emocional que solo se le da a quien se quiere a pesar de haberlo fustigado con su lejanía.

En Este caballero a caballo, su segunda novela, persisten tres líneas narrativas fundamentales: El Retiro, la presencia de Uribe Uribe, y du afición por los caballos, eso sí que sean de paso finco colombiano. El tema de los caballos casi siempre nos remite a la leyenda de los paisas cazurros en la colonización con su novela máxima, La casa de las dos palmas de Mejía Vallejo, donde los Herreros se constituyen en los arrieros de porte y dignidad, o en la relación entre pueblos y veredas y sobre el tema existen novelas desde Carrasquilla donde es notoria su presencia en su novela más interesante, Hace Tiempos, donde se narra la llegada con su familia desde Santo Domingo, perennes cabalgatas por la Otrabanda: a conocer los pueblos de Robledo y Belén, También existe otro serie de relatos donde se realiza un epitome a la mula  así como la serie de viajes largos con sus fincas, fondas y sus leyendas de arrieros,  como el de Tulio Ospina, pero Eduardo Peláez le da otro sentido a esta temática, es tan fuerte y sentida su relación con los caballos, que nos habla con la seguridad y el sentido de quien sabe todos los secretos de su crianza, el tedio de las exposiciones con los nuevos ricos, y sobre todo las cabalgatas por las carreteras y caminos de El Retiro bebiendo aguardiente con un pasante cercano: rodajas de naranja. Y es ahí donde el texto se aparta de toda la literatura anterior sobre el tema al tratarlo de una manera digna y mostrarnos como existe todo un mundo sobre alrededor de ellos, alejado de las cabalgatas y de la aparición de los nuevos ricos. Desde el comienzo el autor da sentido a esa relación amorosa y sobre todo estética sobre su relación sobre su cercanía con los caballos. Nosotros, legos en esta materia, somos llevados de la mano por Peláez, por los caminos secretos de la crianza de caballos, las faltonerías en los criaderos, el mundo extraño de las pesebreras con su negocios rotundos, pero sobre todo es la manera como nos embauca el escritor al hacernos leer con agrado este par de novelas con su gran secreto, la calidad narrativa, su prosa, que le da brillo y donosura al tema.

Por los libros de Eduardo Peláez, El Retiro ha dejado de ser ese pueblo insólito y apacible y frio y hermoso, ya que el escritor nos ha empezado a contar su historia, su presencia no contándonos las historias con el tono del montañero que piensa que deslumbra sino con el talento y la brillantez del narrador. No sé quién dijo por ahí que el estilo es el hombre, pero creo que Eduardo Peláez ha demostrado.

Estas dos novelas recuperan el paisaje nuestro sin ningún temor a no ser postmodernos como lo sugieren algunos escritorcillos o algunos profesorcillos, estetas anacrónicos. Al leerlo nos damos cuenta que ese paisaje dejado atrás ahí está aun intacto a la espera de que las palabras no lo dejen olvidar. Así Eduardo Peláez Vallejo

martes, 16 de julio de 2013

Agradecimientos -2. FESTIVAL ALTERNATIVO DE POESIA DE MEDELLIN -



 
El

2
FESTIVAL

ALTERNATIVO

DE

POESIA DE MEDELLIN

 

Convocado y dirigido por

Gustavo Zuluaga,  Raúl Jaume Gaviria y Víctor Bustamante,

 Agradecen de todo corazón por compartir su poesía a los siguientes poetas

 y amigos

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·         Jessica Ustate Cuissman

·         Sandra Martínez Reyes

·         Pedro José Córdoba

·         Gustavo Maceas

·         Cristina Escobar

·         José Pablo Arana

·         Manuel Felipe Álvarez

·         Luis Fernando Cuartas Adarve

·         Mario Garcés

·         José Mario Sánchez

·         Juan Rivas

·         William Eusse

·         Luz Estela Martínez

·         Melina Pezzotti

·         Mónica Jaramillo

·         Daniela Marín

·         Isabel Palacio

·         Paty David

·         Andrés Gómez

·         Kenny Paternina

·         Fernando Cardona

·         Mauricio Manco

·         Juana Montoya

·         Hernán Botero

·         Nicolás Naranjo

·         Bernardo Ángel

 

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Invitan:

En defensa de la palabra

Aquarimántima

En este lugar de la noche

Guadañazos para la Villa

Aedos mil poetas del Perú

Asfódelo

La barca de los locos

El Gaviero

Neonadaísmo

Babel

 

Hernán Botero-2. FESTIVAL ALTERNATIVO DE POESIA DE MEDELLIN -




  Hernán Botero
 
2. FESTIVAL ALTERNATIVO DE POESIA DE MEDELLIN
 
 
 
 
 
 
 

lunes, 15 de julio de 2013

Paty David-2. FESTIVAL ALTERNATIVO DE POESIA DE MEDELLIN






     Paty David
 
2. FESTIVAL ALTERNATIVO DE POESIA DE MEDELLIN