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Gerardo Rivas Moreno
Víctor Bustamante
En la pasada Fiesta del
Libro de Medellín, mientras sus organizadores contaban los miles de personas que entraron a
los pabellones o entregaban cifras exorbitantes sobre los miles de libros vendidos
y todas esas triquiñuelas que llevan el
mundo del libro a la cultura del entretenimiento, pasó desapercibido uno de los
editores más importantes del país.
Gerardo Rivas Moreno o Gerrimo,
como lo llaman sus allegados, ha sido el editor del legado histórico de los libros de Simón Bolívar y ha mantenido su vigencia
en el país desde hace años en que decidió que ese legado intelectual debía mantener
su preponderancia.
Gerardo ha sido una
persona muy presente en el papel de ser un verdadero editor y sorprende con las
bellas ediciones que hacen que el pensamiento del Libertador permanezca vigente.
Algo es cierto, en la
pasada Fiesta del Libro se ha presentado un contraste, la cultura del entretenimiento
y la perseverancia de una persona, Gerrimo, en mantener la necesidad de que sepamos
quienes somos y, como desde el fondo de la historia, en estos libros, uno de
ellos, el Correo del Orinoco, existieron
personajes que soñaron un país y que entregaron sus fortuna y sus vidas y son
nuestra presencia y la significación de un país aun sin afirmarse como
Colombia.
Pasión y memoria,
legado y presencia, Gerrimo, en esta conversación nos entrega la pasión por los
libros. Habíamos pensado que personas como él, con esa dignidad por el
conocimiento, ya no existían. Él nos recobra la necesidad de apartarnos del
mundo ligh de la cultura y pensar como hay un país con una tradición fuerte de editores,
un país sumido casi en el fondo del olvido y de nuestra desmemoria, y que solo
personajes entregados a este oficio, nos lo devuelven, casi intacto con la
memoria y las palabras de Bolívar.
Una de las formas
imperecederas es mantener este legado en la memoria, no para guardarlo sino para
analizarlo y saber quienes somos y quienes seremos. Martí en Cuba es reobrado
como el padre fundador. En Colombia fue determinado que Bolívara quedara en cada plaza de
cada municipio como un bronce que el tiempo y las lluvias oxidan. Ningún político
en el país posee su grandeza, es más los hace ver minúsculos y ávidos de la
soberbia personal. Bolívar es más, es una galaxia, un sol esplendoroso que ilumina
las contradicciones, y además es el inicio de un camino hacia la creación de
esa utopía que llaman patria. Gerardo Rivas Moreno nos lo entrega. Creo que es
un deber leerlo para saber quienes somos y para donde vamos.
Además de los libros de
Bolívar, desfilan por sus publicaciones, Juan de Castellanos, La Bagatela de Nariño, o sea aquí hay un
proyecto de memoria y de rescate.
Si alguna vez el M-19
se apropió de la espada de Bolívar, -y ese fue el único rescate-, la última mención
al Libertador, en ese país de políticos que adoran a Maquiavelo, donde ellos también
terminaron, no en la reflexión de su pensamiento, sino en buscar el poder a cómo
dé lugar, su botín personal disfrazado de sacrificio por el país. García Márquez
también recordó a Bolívar en su derrota ante los santafereños que le gritaban.
Longaniza. Luego llegaron otros a recordarnos un Bolívar con textos apresurados
para congraciarse con Chávez, pero ya los conocemos.
Por esa labor tan personal,
y tan valiosa de darnos a ese Bolívar contradictorio, generoso y grande, el más
grande colombiano y latinoamericano, Gerardo Rivas Moreno merece nuestra admiración.
Ya sabemos (por todas las señas inequívocas), qué sabían y qué pensaban, Santander y los santanderistas, de Bolívar.
ResponderEliminarY qué pensaban Simón y Manuela, de Santander y de los santanderistas, vivitos y coleando todavía.
Menos mal la elección la ganó Chavez (bolivariano) y no Capriles (santanderista). Porque hubo quiénes ayudaran a ambos lados, y por aquí, muy cerca, antipoetas antichavistas con antifaz.
Porque hay gentes que se las dan, pues les faltó vivir más (y no solo durar como las tías), que siguen apoyando a Santander y no a Simón, aquí, por aquí... por mucho que hablen de Bolívar aunque en el fondo le grita na Simón, retrasados o retrógrados: "longaniza").
En Medellín hay muchos admiradores de Simón Bolívar pero por negocio, son chavistas de billetera. Eso lo han comentado mucho por estas calendas, ya que aman a los dictadores con sus cadenas llenas moho comunista.
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ResponderEliminarMe gusta como este señor habla de los libros, se le nota el amor y las ganas de darlos a conocer. Ojala en Medellín los mentirosos de la poesía fueran capaces de realzar una labor de esa manera, mientras se la pasan organizando eventicos, intrascendentes. Con traducciones que me dan una risa. Pero para llegar a lo que dice este señor es necesario tener cultura, hablar idiomas, y ser solidario con los amigos de antes y no humillarlos porque ahora como que son muy importantes en muchísimos países.
Esta tarde me voy para el Perio por allá me tomare algunos tinticos con pandequesito y saludare solo a los amigos que se lo merecen.
LA BARETA ES LA VERDAD
ResponderEliminarTambién es legal.
Que no quede escoba.
De piti rolling.
Déjelo cueto.
Mira la historia morir
Mira la yerba crecer.
Rótalo.
Se te está yendo por un lao.
Échale salivita.
Que sabor
De Corinto con amor
Ganó Chavez
Viva Venezuela
Y la Bareta.
Hey
Eso no es un micrófono.
Rótalo
y trábate mientras la historia
muere
Allá van los santanderistas
por no fumar baretica
¡¡¡QUE VIVA CHÁVEZ!!!
Que vivan:
la revolución Bolivariana
la bareta
y mi cucha
Hombre, que noticia, Tenía razón de escucharlo, era una memoria vidente de nuestro fresco pasado, pero con criterio. Paz En su Tumba y un abrazo De Julio Flórez, de aurelio Arturo Y de León, porque el te daría puesto de Gran Editor en los Panidas que ya son catorce.Juan Diego Velásquez Romero.
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