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Viñetas,
artificios, simulación.
Carlos
Bueno Osorio
En pleno auge de
su movimiento el poeta Gonzalo Arango soltó una justa diatriba: ”Julio Flórez
ya no existe, por fortuna para la poesía. El aire está más puro sin su tufo y
sin sus flores negras. El nadaísmo deposita sobre su tumba de Usuacurí, 80
toneladas de lirios para que este señor que lo enlutó todo con su aliento, no
venga jamás al mundo a robarnos la luz con sus fúnebres ecos. Poeta Julio
Flórez: de una vez por todas no haga más ruido con sus huesos. Al menos sea
culto y deje dormir a sus vecinos…”
Julio Flórez y
Guillermo Valencia arrullaron la literatura colombiana desde los estrenos del
siglo XX. Entumecimiento que se extendió por décadas. No era extraño. Los
poetas eran celebridades cuyo cortejo fúnebre podía ir encabezado por dos
obispos como le aconteció a Gregorio Gutiérrez González y de quienes podían
temer los gobiernos, como pensaban Caro y el general Rafael Reyes del propio
Julio Flórez.
Nada extraño.
Señala Rafael Gutiérrez - Rafael
Gutiérrez Girardot. Ensayos sobre literatura colombiana I. Ediciones Unaula.
Medellín, 2011, 316 págs.- como Valencia desde su retiro en Popayán subrayaba
la voluntad antihistórica de la república conservadora que lo aclamaba y
consagró la noción de que Estado, Sociedad y Nación, tres fenómenos
específicamente modernos, encontraban su
plena realización en la sociedad señorial y su más clara expresión en su
elemental humanismo conservador. Semejante discrepancia entre la realidad
histórica y la señorial colombiana fue posible gracias a las ficciones que sólo
podían sostenerse e imponerse mediante un sistema de artificios que se fundaban
en la creencia de que con la posibilidad de demostrar los talentos oratorios en
el parlamento ya se cumplía el postulado de la representación democrática”.
Ya en
1941 el poeta Eduardo Carranza se vio obligado a escribir “Un caso de
bardolatría”. Allí denuncia la existencia de un taller de técnica poética
instalado por Guillermo Valencia durante 40 años. Una técnica en la que no
existe transcendencia vital, palpitación sanguínea sino “los versos de un
retórico triunfante, de un frígido, culterano y habilidosos artista, de un
concienzudo cincelador…resucitador de una Gracia bastante convencional a base
de cielo azul, gentiles cigarras, clásicos laureles y columnas turcas. O una
Roma bastante escolar a base de circo y estatuas y relamida mitología. Y
mármol, mucho mármol de diversas canteras”. Alquimia verbal y habilidad técnica
al servicio de una retórica hueca.
Dice Gutiérrez
Girardot en los excelentes ensayos que reseñamos que la poesía de Valencia “no
es fría porque prefiera la idea al sentimiento, sino porque es artificial.
Valencia fue el joyero de la sociedad señorial colombiana, no sólo porque
satisfizo los menesteres ornamentales de dicha sociedad, sino porque utilizar
en la elaboración de sus versos los motivos que adornaban la cultura de su
época. En esta cultura señorial y de viñeta se dio a la mediocridad el valor de
grandeza, y al sustituto torpe de la cultura originaria se lo consideró como
creación superior a su modelo. Dos estratos
constituyen el mundo poético de Guillermo Valencia: el culto de los
manuales escolares, las crestomatías, las divulgaciones de mitologías e
historias antiguas, y el del lugar común, el de lo trillado y trivial”:”Áspera
cadena”. Férvidos corceles”. “Coronado auriga”. “Broncíneas trompas”.”Candente
arena”.
Y nos dice X-504
en sus Poemas de tierra caliente: A Guillermo Valencia:
¡Oh insigne, oh venerado, oh Maestro¡ /Tan bueno
que es decir ¡Oh¡ Se siente uno en el Parnaso/ Contigo se iniciaban y se
terminaban todas las colecciones y todas las antologías ,/ tu nombre encabezaba
la lista de los poetas/…Bajo un pino que estorbaba en nuestro patio de recreo
pasaron lentamente, aquella lúgubre mañana, camellos, centauros, cigüeñas y
toda esa procesión extranjera con que nos tuviste invadidos tanto tiempo/ A decir verdad, hasta
los 50 años no vine a conocer un camello, y eso un camello todo desbaratado en
un circo pobre. De las cigüeñas líbreme Dios y centauros que ni los vea porque
caigo muerto…Nos pasamos a vivir en la poesía de Porfirio Barba. Jacob, porque
en la tuya se sufría mucho la falta de calefacción. Tanto mármol y alabastro,
tanto desierto, tanto animal raro, tantos personajes teatrales, francamente no
nos sentíamos cómodos. /...Bajo tu lámpara blanca como el jazmín repulías tus
versos tantas veces que quedaban sabiendo a limadura de oro. La frágil y
perecedera perfección fue tu pasión despiadada,…/ Debo considerar, sin embargo,
para poner un solo ejemplo, que en 1935 muere Fernando Pessoa y nosotros
todavía en el parnasianismo, e decir en la prehistoria. Por eso tuvimos que dar
la batalla definitiva contra ti en el 58, puesto que tu fantasma seguía
asustando a los piedracielistas y a los cuadernícolas y a muchos otros. Los
talleres de lapidación del verso funcionaban día y noche y no se oía sino la
monótonas rotación de los abrasivos/ Ahora que ya estamos seguros de que no
resucitarás, vengo a reconocer tu bravura/…Toda la rima, todo el ´calculo, todo
el preciosismo y el mito, en nada de nada quedó todo. En un rapto inspirado
nuestro talante recio rompió el cristal del verso con un golpe sonoro/. Gracias
poeta Jaime Jaramillo Escobar.
De su conocimiento
de los clásicos griegos y latinos , a Valencia y sus contemporáneos, anota
Gutiérrez Girardot, sólo les quedó un arsenal de imágenes y citas con las que
cubrieron ornamentalmente la narración de su vida y de la sociedad de su época,
sin que se percataran de que el abismo que había entre el idealizado mundo
antiguo y los acontecimientos de los fueron testigos los conducía a una
comicidad involuntaria: la que produce el pretendido ennoblecimiento de
acontecimientos simplemente humanos por comparaciones con figuras del Olimpo clásico.
Ya sabemos que lo
peor de aquella sensibilidad, lo más cursi y lo más pomposo y grandilocuente de
aquella retórica se irriga a la cultura popular colombiana con Julio Flórez. Un
hombre ignorante que no sabía ni las más rudimentarias reglas de ortografía, pero
que llegó a ser un ídolo popular, hasta ser recibido con calle de honor por la
policía de Medellín, donde llenó los teatros con sus recitales. La sensibilidad
de su poesía se corresponde fielmente con la fama que tenía de hacer
excursiones nocturnas a los cementerios y de beber ajenjo en cráneos humanos.
Sentimientos
encontrados y confusos explican el éxito de Flórez. Según Gutiérrez Girardot:
cultivó los temas de la tristeza, la muerte, del amor y de la amada lejanos, de
la mujer ingrata y engañosa y cantó emocionadamente a la madre y probó la
poesía mediática cosmoteológica de tipo valenciano. Fue un poeta hogareño, con
figura mesuradamente excéntrica, su esnobismo parcial, su lenguaje accesible a
todos con vocablos cultos y la celebración de la figura de la madre, símbolo de
la protección contra las perfidias del mundo y versión elemental como su
romanticismo, de la teología mariana del catolicismo hispano: todo esto
respondía íntegramente a la imagen del poeta que deseaba y esperaba la sociedad
colombiana alfabeta, que en Valencia tenía su bardo de lujo. La coronación
apoteósica de Flórez se realizó en Usuacurí el 14 de enero de 1923.
En fin. Sin embargo aún en contra del afecto de Borges y de Gutiérrez Girardot por Pedro
Henríquez Ureña este se deja venir en 1905, en un comentario a la obra de Rubén
Darío y sus compañeros, , con estas alabanza de sus poemas: resurrección del
endecasílabo anapéstico y el provenzal; ruptura de la división rígida de los
hemistiquios de alejandrino; auge del eneasílabo y el dodecasílabo; cambios de
acentuación; invención de versos largos; mezcla de distintas medidas con una
misma base silábica, ternaria o cuaternaria; versos amétricos y retorno a las
formas tradicionales del verso hispánico”.
Aún persistían los
tiempos que señalaba Alberto Lleras Camargo en que la poesía era
“el primer escalón de la vida pública y se
podía llegar a la presidencia por una escalera de alejandrinos pareados”. Nadie
rima hoy, por fortuna, para cometer poemas. Ahora sólo lo hacen los participantes
en esos obscenos festivales de la trova. Por eso, ese tipo de poemas se nos
hacen hoy lejanos y deleznables. La métrica en castellano es un fósil. Nuestros
poetas hacían verdaderos prodigios de pirotecnia con el verso medido,
recordemos que en el siglo XIX un poema de Julio Arboleda llamado Gonzalo de
Oyón, varias veces perdido y reconstruido por terceras manos, estaba escrito en
un tipo de rima llamada bermudina, tan olvidable como los eneasílabos, versos
de nueve silabas que podían ser de estructura simétrica con acentos en las
sílabas 2, 5, 8, o de estructura cantable con acentos en las sílabas 4 y 8.
Recordaba el poeta
Darío Jaramillo Agudelo cómo José Eusebio Caro intentó adaptar el hexámetro
latino a nuestra lengua con el primer verso de En altamar:
— ¡Céfiro rápido
lánzate! ¡Rápido empújame y vivo!—, y decían que era el ejemplo de un verso
métricamente perfecto: cinco esdrújulas, cinco pies. Simplemente bazofia.
Habíamos olvidado
que ya en 1871, José María Rojas Garrido puso como una de las bases de su
candidatura presidencial, la libertad de pensamiento, sin dogmas y sin
gramática. Obviamente salió derrotado. Si, aún no sabemos cómo sobrevivimos a
esta cultura señalada por Gutiérrez Girardot de simulación, viñeta y artificio.
dONDE ANDABA cARLOS bUNEO? fELICITACIONES.
ResponderEliminarHombre Carlitos esta es muy buneo para que lo lean los poetas y politologos de Medellin
ResponderEliminarSiempre he sido nadaísta porque a los escritores independientes no les para bolas nadie. Entonces hay que estar en la pelea y mostrar como somos capaces de enfrentar a las adversidades, y que no lo digan después que lo advertimos. Este escrito me gusta porque pone el dedo en la llaga de tanto fantoche que hay por ahí diciendo que es poeta cuando solo la soledad en las montañas, en la noche y con los cantos y además con Merton nos vuelve reclusos de la palabra.
ResponderEliminarInteligete este escrito Me gusta
ResponderEliminarDonde anda Carlos Bueno. Hace años no lo veo- Me gusta lo que escribe
ResponderEliminarBueno, éste al menos sabe poner una tilde. No como el dueño del blog, que es más burro que el Hamaquero.
ResponderEliminarel nadaismo?
ResponderEliminarmuerto por el culo
El neonadaismo?
ResponderEliminarmuerto por el culo
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