Darío
Ruiz Gómez
¿Para
qué le sirve estudiar anatomía a un especialista del oído? Este especialista no va a comenzar sus estudios
de medicina desconociendo el cuerpo, las enfermedades y
limitándose al estudio del oído. En una Facultad de Arquitectura es necesario
comenzar por la ciudad para poder hablar
de conceptos como lugar, esquina, barrio, calle. Hay brisas, dirección del sol que se
convierten en premisas que deben ser tenidas en cuenta a la hora de diseñar los
espacios de una casa o de un edificio, la calle. Es lo que llamamos
arquitectura in situ y no en planos engañosos. Pero como lo ha denunciado el director
de La SCA de Cartagena lo usual en esa ciudad es que los mismos planos que se
diseñaron para construir un edificio, se
utilicen varias veces en otros lugares,
olvidando que la calidad de los terrenos no es la misma lo que puede conducir a una
catástrofe como la del edificio que se derrumbó matando a treinta obreros. Esta
tragedia ha servido para que las autoridades se den cuenta de que se está
construyendo con un total
desorden, incluso sin licencia previa y
por ese tipo de constructores
ocasionales que cuentan con un
capital y consideran que el negocio más rentable hoy
consiste en comprarse un lote y construir
vivienda a destajo. Arquitectos que a
bajo precio venden sus planos, calculistas que firman lo que les pidan y de este
modo el perfil de la ciudad colombiana se ha ido tugurizando
escandalosamente. En el caso de Cartagena contando además con la
presencia amenazante de esa “otra” ciudad nacida de anillos de miseria, sin vías, sin parques ni jardines, guettos
de desplazados , cada vez más
sórdidos que terminarán por hacer presencia con violencia, en el casco de lo que se llama “ciudad
histórica”.
Pero
en el caso de Medellín este desorden, este aumento peligroso de edificios colocados en cualquier lote, ha llegado a ese punto donde la malla urbana se deshace y es imposible acudir a un ordenamiento
para impedir que esta malla consolidada se convierta en una tierra de nadie que, de borde, pasó a convertirse en excrecencia.
Es la burla abierta a las normas
esenciales sobre retiros respecto a quebradas, a espacios entre edificaciones, y a la vez la constatación de que – pongo un
ejemplo- un tipo de comercio informal
carente de normativas y de la más mínima
estética se sigue apoderando como un
cáncer invasor de las áreas tradicionales de vivienda, es decir de los barrios
consolidados: la calle 80 es el ejemplo
de esta degradación de lo visual, de la
descarada invasión de las aceras, de la
ausencia de una verdadera reglamentación de los usos, pues, cualquier día al lado de su casa o edificio le aparecerá el más estrafalario negocio. ¿No creíamos que
los usos de la ciudad los determina el ciudadano y sus costumbres, los recorridos
del peatón? ¿No es hora de salvar la carretera a Las Palmas de un desorden
arquitectónico anunciado por ausencia de
diseño paisajístico que establezca los retiros debidos, reafirme las calzadas y
recuerde la necesidad de las vías que acompañan un proyecto cuando se densifica
sin racionalidad alguna? Respeto para el
peatón: la ciudad no es un valor de cambio, es un valor de uso.