domingo, 14 de enero de 2018

Punto seguido / Víctor Bustamante





Punto seguido


Víctor Bustamante


Cada que sale una revista de literatura expresa en sí misma una aventura literaria, ya que ella, su viaje, empieza desde la selección de sus colaboradores, hasta la manera en que la revista viaja de mano en mano o se marcha por correo a países distantes en búsqueda de sus lectores. Una revista irradia la poesía de su momento, una revista es un mensaje que un grupo de personas envía al azar, y también al río del tiempo que le da, otorga su valor; ser parte de una gran tradición de escritores, poetas, ensayistas, donde se inscriben y buscan su lugar también sus autores. Por esa razón una revista posee un gran significado, es la portadora de esos mensajes, de esas reflexiones que cuando la miramos, ya sea en su momento o muchísimo más tarde, dan la idea del grado de amor por la escritura, por la poesía, y además de la cercanía entre un quehacer literario, que es la llama viva de una expresión creadora y la necesidad de expresarse.

De ahí que lo primero que ocurre cuando se tiene en las manos a Punto Seguido es esa particularidad que la hace apreciable, su diseño. Y es que los collages de ambas portadas, de Amirah Gazel y John Sosa, nos disponen a mirarlos un rato, un buen rato, a pensarlos, debido a que un collage trae la disolución de algo anterior para dominar un todo en el presente en que otro autor haya recogido esos materiales y les dé su forma, su peculiaridad. O sea, este diseño, que luego se notará en el interior de la revista nos asume, así como su diseñadora, Adriana Lopera Sierra, entrega su creatividad. De ahí que en esa síntesis de diseño, collages y sobre todo la palabra, la poesía y el ensayo, se encuentran en toda su dimensión lejos de la caducidad de lo mismo, porque entre la tipografía y los diversos tipos de letras la palabra está aún más presente. Ya sabemos que la tipografía fue elaborada para representar un tipo de letras que expresa el habla.

Hay una cara presencia en el texto sobre José Manuel Freidel escrito por Omar Castillo, lo infiero por la necesidad de que la memoria del teatrero no se pierda, así Omar nos da además con un bello poema la cercanía con el autor de teatro fatalmente asesinado.

John Sosa embrujado por León de Greiff y también por su certeza poética nos entrega un puñado de poemas musicalizados, “Láudanos de ukelele”, siempre he esperado un libro de poemas de John. Leo en desorden, encuentro un poema de Víctor Raúl Jaramillo, “El eco de las piedras”, donde el erotismo y la naturaleza, la magia y el destello indican la vitalidad de su autor. Carlos Bedoya realiza una anotación sobre Bob Dylan, con la traducción de un poema debida a Carlos Ortega, pero releo mejor sus propios poemas donde Thelonius entrega su presencia, y un tango lacera la noche. Así es la revista Punto Seguido, un encuentro entre amigos, no solo en la calle bordeando una copa de licor, sino un diálogo permanente cn sus creaciones. Por supuesto que Óscar González también entrega su nota creativa, “Por qué no fuiste a.. “, eso sí con cierta acedia que a veces lo define en su lejanía. Isabel Cristina Bustamante continúa ese dialogo con sus poemas, “Nómada en la cicatrices”, donde un verso, La boca solo sabe a saliva, me sorprende por la significación en su alejamiento o es una provocación. No faltan unos párrafos de Luis Fernando Cuartas sobre su libro, En la calle no calle, donde el poeta narra sus vivencias en sus caminadas por Aranjuez.

Pero también hay diversos textos sobre Silvia Plath, poemas del grupo Opium de Argentina, que nos recuerdan como una buena lectura de Punto Seguido nos mantiene alerta.



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