viernes, 29 de diciembre de 2017

Diario de la Noche / Fotografías de Raúl González



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Diario de la noche /
Fotografías de Raúl González

Víctor Bustamante

Raúl González es un ser de la noche. Su hábitat corresponde a una persona que recala por Junín, en los cafés del Unión o en Versalles para luego urdir sus caminadas. Lo he visto caminando silencioso y pensativo cuando sube por La Playa o por los lados del Parque del Periodista en busca de ese Medellín que abre sus puertas a esas otras personas que necesitan la noche, ya sea para existir de una manera plena al buscar a sus amigos y donde la bohemia deja de ser  una palaba porque aquí un encuentro casual abre la posibilidad de que unas cervezas o un ron fuerte prosiga con un diálogo, o esa sucesión de pasos que buscan la música, la chupada de un cigarrillo, otro trago fuerte, o la inusitada sucesión de yerbas y caramelos para los niños antojados por vivir y sentir la noche al precio que sea.

De Raúl siempre he conocido su pasión por cine, por la fotografía, también  ha indagado en la poesía, ya ha publicado un libro, ha sido un caminante consuetudinario por las montañas y senderos más extraños, y así mismo hace parte de un grupo literario, Los octámbulos. Aunque a veces lo he visto un poco díscolo al buscar la gastronomía, al hacer cursos de caligrafía para recuperar el buen sentido de las palabras  escritas con mucho estilo.

En esta exposición de fotografía en Katrú, un café del Centro entre Maracaibo, Girardot y Córdoba, Raúl ha dispuesto 25 fotografías, pero no son imágenes cualesquiera sino que son la expresión de este mismo ámbito, los alrededores del parque, así como la noche y desde estos personajes que están aquí de cuerpo presente. Por esa razón esas fotos son irrepetibles, fueron captadas en el preciso momento en que la vida se diluía, pasaba, así normal frente al fotógrafo quien decidió, al verlas, captarlas para la posteridad del blanco y negro.

Raúl González ha logrado plasmar lo que en realidad interesa de algún lugar, las personas, y en ese devenir nocturno le ha dado presencia a los habitués de estas calles, de esos cafés que se convierten en memoria y presencia. Raúl no ha buscado personas que sean personajes, que representan un aspecto de sí mismos, tampoco los ha dispuesto para darles la apariencia de ser showmanes y alejarlos de su entorno, menos ha definido su amor a la fotografía con algo que conmueve a algunos incautos como la pornomiseria. No, bajo su óptica, aquí es posible encontrar a sus propios amigos desempeñando su propio papel, y en su mismo hábitat, así como alguna persona que se conoce y no se dialoga con él aunque son conocidos, pero saben que habitan este mismo espacio. Estas fotografías son una síntesis de este espacio, son el álbum de esa otra familia que nos reúne durante los encuentros nunca programados de la noche. Cada una de ellas posee su origen, su historia,  

Esta exposición es un homenaje a ellos, sí, a ellos que no desfilan y se pierden en la eternidad de las calles con su noche, sino que es posible verlos cuando vamos a La Buerta, cuando merodeamos por las calles cercanas al Parque del Periodista o cuando La Boa aún estaba presente. Una a una Raúl fue tomando estas fotografías, uno a uno fue escogiendo a sus amigos para darles esa necesidad de representación de sí mismos, para alojarlos en esta exposición precisamente en un café donde vienen muchos de ellos y se sorprenden al ser asimilados en el ABC del blanco y negro con su presencia como una forma de albergar lo que son las calles habitadas por ellos mismos.

Pero también hay otra arista, Raúl ha dibujado con su cámara la fiesta y el relato de la épica del rebusque con clase, visualizado en Edwin que llega de la noche y nos enseña su maletín con sus muñecos y enseguida se va para La Playa.

Este Diario de la noche de Raúl González resume una parte de sus indagaciones de los tableaux citadinos, que con el paso de los días dejan de ser homenaje a la cara presencia de las personas que aparecen aquí, para ser la historia de la ciudad, ya que cada uno de ellos, al entregar su imagen, también nos advierte que detrás de ellos mismos hay una historia por contar. Raúl ya ha nos lo ha advertido, por esa razón esta muestra de fotografías es un documento.

Pero también Raúl nos expresa la noche, la calle con uno de sus poemas:




CLAROSCUROS DEL SILENCIO

Noches que rumian horas
noches de calles y
avenidas despobladas
frío que mina el alma
inermes gigantes
en los claroscuros
del silencio
aparecen entre brumas
rocines desenfrenados
guiados por niños
entre risas perdidas
en umbrales
esquivos
planean los murciélagos
puertas y ventanas
desamparadas entre penumbras
aguardan nerviosas
el albor
donde los soles nocturnos
palidecen
languidez de la gris avenida
solitaria palpita
en profundo sueño
desvanecidos en la oscuridad y
empotrados en el tiempo
sórdidos vagabundos
en los recovecos
duermen como troncos secos
musical rumor
del viento sobre las hojas
agitadas de los árboles





4 comentarios:

MOncho dijo...

Amigo Raul felicitaciones por mostrar tu trabajo.

Ruben dijo...

Hombre Raul, por fin te animas a mostrar tu trabajo, a compartir tus andanzas te felicito asi como a Victor por mostrar tu trabajo

juan diego dijo...

Muy bueno que los amigos, que han trasegado por LAS creaciones visuales y literarias, aunan esfuerzos,para que sus expresiones hagan un maridaje que invitan a la memoria, a la amistad y al conocimiento de la multitud en busca de una flor, un pan, una luz que hipnotice y nos acerque a una inmortalidad que por efímera, deja hondas huellas que hacen más afables el jolgorio, y los encuentros.

Marle dijo...

Raul flicitaciones por esneñar todo tu trabajo. Ya eres hora de qeu te ubicaras como el fotografo qeu eres.