domingo, 5 de noviembre de 2017

El Taller de los Rodríguez / Maribel Tabares / Patrimonio Recuperado 53


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El Taller de los Rodríguez / Maribel Tabares / Patrimonio Recuperado 53
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El Taller de los Rodríguez / Maribel Tabares

Víctor Bustamante

En esta presentación Maribel Tabares nos lleva de su mano por el trasegar de los Rodríguez, aquella familia de realizadores de lapidas, fotógrafos, de arquitectos que han dejado una huella perdurable en la ciudad. Han pasado tantos años desde la irrupción y cristalización de su obra  que es innegable la presencia de ellos, así la amenaza del olvido se asome detrás de nuestro acervo heredado para suponer que han llegado otros a superarlos en esa dialéctica del menoscabo tan presente en nuestro medio, pero es tan poderoso su legado, es tan valiosa su presencia que siempre nos obliga a indagar sobre diversos aspectos en su obra que no se ha dejado de analizar, así sea en los lugares comunes que se reiteran, pero que Maribel en su indagación nos ddescubre aspectos nuevos, incontrovertibles. Uno de ellos que la famosa fotografía de los zapateros en realidad es de Horacio Marino, lo cual lo ubica no solo como un gran fotógrafo sino como el arquitecto excepcional junto a Nel. Y es que en esta exposición, sin quererlo, se resalta el arduo papel del artista en nuestro medio, la lucha perene por expresar la inquietud de una ciudad que bulle, donde emergen las temáticas, las personas, los motivos de esas fotografías y su archivo donde reposa un Medellín que poco a poco sale a la superficie, que no cesa de sorprendernos cada que las auscultamos, así como perdura la presencia de las obras arquitectónicas de los Rodríguez, ambas instancias creativas como emblemas que el tiempo no ha logrado desdorar y menos nuestro olvido mutuo.

Los Rodríguez, en conjunto, en su vida y obra, conjugaron un quehacer, eximio como totalidad donde sus indagaciones se abren, expresan, dirimen. No en vano literatura, revistas, pintura, espiritismo, también se relacionan para darnos la contemporaneidad que ellos vivieron.  

Maribel en su indagación, exhaustiva, poco a poco responde a esas preguntas, que nos indica como la ciudad no solo expresa la dinámica de los industriales sino que junto a ellos existieron unos librepensadores, unos artistas que cada que los leemos, cada que miramos sus fotografías, cada que miramos la fachada de alguna de sus construcciones, cada que indagamos sobre ellos no cesan de sorprender.

Esta brillante exposición que Maribel lleva a cabo de las fotografías de Melitón nos advierte asimismo de una vigorosísima presencia narrativa, por su huella, que caracteriza las fotografía que a la vez las acerca al realismo visceral que no se diluye, sino que con el paso del tiempo se hace más fuerte ante el efecto depredador de quienes debían preservar la ciudad y el legado de sus artistas.

Por una parte se observa que el paso constante del tiempo, con su tono pausado, contenido, diligente y letal persevera y da pábulo para valorar estas obras. Y por el otro la enormidad, incluso el cuidado de los hechos fotografiados, ya que nos preguntamos qué ha llevado a Melitón a fijar su mirada en determinado motivo, a cierto pasaje y paisaje de la ciudad. Ningún espectador de esta obra olvida el estilo probo e impasible que describe las calles, los diversos instantes de la ciudad que  narra su lente, la necrofilia de las familias en el último abrazo al niño muerto fotografiado con sus padres. Acto seguido, estas fotos, expresan y redimen una mentalidad insoslayable nunca distante sino propia, nuestra, que no se deja manosear porque estas fotografías son indiscutibles, y llevan a preguntar a los codiciosos mirones qué otros mundos, que otras circunstancias nos traerá Maribel cada que descubra un nuevo entorno, una nueva significación, un nuevo detalle de esta obra, paradójica y sobria donde la discreción de Melitón es una constante pero que no se pierde en el silencio sino que su punto de vista emerge cada que reparamos en la manera en que pensamos como hizo cada fotografía tan suya.





1 comentario:

Roberto Cuervo dijo...

De nuevo nos sorprendes Victor. No sabia de la labor de Maribel por mostrarnos la vida de esos personajes tan valioso..saludos