domingo, 30 de julio de 2017

DESORDEN URBANISTICO E ILEGALIDAD / Darío Ruiz Gómez



                                                            Carrera 80

DESORDEN URBANISTICO E ILEGALIDAD
Darío Ruiz Gómez

¿Para qué le sirve estudiar anatomía a un especialista del oído?  Este especialista no va a comenzar sus estudios  de medicina  desconociendo el cuerpo, las enfermedades y limitándose al estudio del  oído.  En una Facultad de Arquitectura es necesario comenzar por la ciudad para poder  hablar de conceptos como lugar, esquina, barrio, calle. Hay brisas, dirección del sol  que  se convierten en premisas que deben ser tenidas en cuenta a la hora de diseñar los espacios de una casa o de un edificio, la calle. Es lo que llamamos arquitectura in situ y no en planos engañosos. Pero como lo ha denunciado el director de La SCA de Cartagena lo usual en esa ciudad es que los mismos planos que se diseñaron para construir un edificio,  se utilicen  varias veces en otros lugares, olvidando que la calidad de los terrenos no es la misma lo que puede conducir  a  una catástrofe como la del edificio que se derrumbó matando a treinta obreros. Esta tragedia ha servido para que las autoridades se den cuenta de que  se está  construyendo  con un total desorden, incluso sin  licencia previa y por ese tipo de constructores  ocasionales  que cuentan con un capital  y  consideran que el negocio más rentable hoy consiste  en comprarse un lote y construir vivienda a destajo.  Arquitectos que a bajo precio venden sus planos, calculistas que firman lo que les pidan y de este modo el perfil de la ciudad  colombiana  se ha ido  tugurizando  escandalosamente. En el caso de Cartagena contando además con la presencia amenazante  de esa  “otra” ciudad nacida de  anillos de miseria,  sin vías,  sin parques ni jardines,  guettos  de desplazados ,  cada vez más sórdidos que terminarán por hacer presencia con violencia,  en el casco de lo que se llama “ciudad histórica”.

Pero en el caso de Medellín este desorden, este aumento peligroso de edificios colocados  en cualquier lote,  ha llegado  a ese punto donde la malla urbana  se deshace y es imposible acudir a un ordenamiento para impedir que esta malla  consolidada  se convierta en  una tierra de nadie  que, de borde, pasó a convertirse en excrecencia.  Es la burla abierta a las normas esenciales sobre retiros respecto a quebradas, a espacios entre edificaciones, y  a la vez la constatación de que – pongo un ejemplo-  un tipo de comercio informal carente de normativas  y de la más mínima estética se sigue apoderando como un cáncer invasor de las áreas tradicionales de vivienda, es decir de los barrios consolidados: la calle  80 es el ejemplo de esta degradación de lo visual,  de la descarada invasión de las aceras,  de la ausencia de una verdadera reglamentación de los usos, pues,  cualquier día al lado de su casa o edificio  le aparecerá  el más estrafalario negocio. ¿No creíamos que los  usos  de la ciudad  los  determina  el ciudadano y sus costumbres, los recorridos del peatón? ¿No es hora de salvar la carretera a Las Palmas de un desorden arquitectónico  anunciado por ausencia de diseño paisajístico que establezca los retiros debidos, reafirme las calzadas y recuerde la necesidad de las vías que acompañan un proyecto cuando se densifica sin racionalidad alguna?  Respeto para el peatón: la ciudad no es un valor de cambio, es un valor de uso.

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