jueves, 31 de octubre de 2013

1.“Antioquia acrisolada, amalgama de razas”- ORLANDO RAMÍREZ-CASAS




1.   "Antioquia acrisolada, amalgama de razas”- ORLANDO RAMÍREZ-CASAS

 Hola, jóvenes:


Pensé que podría hacer una reseña del transcurrir del día de ayer en el auditorio de Plaza Mayor durante el foro “Presencia de Antioquia en la construcción del país”, patrocinado por la gobernación departamental para celebrar los 210 años de la fundación de la Universidad de Antioquia, pero no va a ser posible hacerlo en un solo correo porque el contenido fue tan rico que, cosa sorprendente para quienes bien me conocen, ¡No me dormí ni una sola vez! Eso es mucho decir en alguien de quien se dice que “se duerme cuidando un tigre”.

Lo primero que observamos mis acompañantes y yo es que faltando un cuarto para las 8 el auditorio ya estaba lleno; lo que significaba que el registro de ingreso de los asistentes, que nos habíamos inscrito previamente con semanas de anticipación y recibido un código de barras, fue muy ágil. Tenía que serlo, puesto que había no menos de 10 o 12 auxiliares con escaners y pantalla de computador para imprimir las credenciales. A cada asistente se le regaló un maletín de plastilona con el programa del día, libreta de apuntes y bolígrafo, y un folleto escrito por la historiadora María Teresa Uribe de Hincapié en el que justifica por qué la universidad está celebrando los 210 años. Habrá que leerlo con atención y confrontarlo con las argumentaciones de Bernardo González White –Begow– que asegura que el verdadero bicentenario es en el 2022. Tal vez ocurra con eso como con el comité de damas payanesas que recibieron al presidente de la época y prepararon el almuerzo para agasajarlo. El postre que entró al horno se les vaneó, y lo pusieron en una heladera encontrando que había adquirido una nueva textura y un nuevo sabor. Al postre helado le dieron el nombre del presidente y, como las familias payanesas están emparentadas entre sí, en este momento todos los payaneses aseguran que “ese postre se lo inventó mi abuela”. Sobre la fecha fundacional de la universidad habrá que esperar, pues, el veredicto de la Historia.

La empresa Colcafé tuvo un puesto permanente de degustación de café y había guías orientadores por doquier ayudando en la logística de sonido y en la acomodación; con la infraestructura de baños suficiente para una alta demanda que tiene esa edificación. Dos mesas buffet recibieron a los asistentes a la hora de los refrigerios, y otras dos en el restaurante del segundo piso los atendieron para el almuerzo. Ignoro el aforo o la cantidad de asistentes, pero no menos de mil personas fueron despachadas con su refrigerio en veinte minutos y con su almuerzo en menos de una hora, sin que hubiera tropiezos. Una logística impecable. Al finalizar el evento, cada asistente recibió un diploma y un libro de memorias, y a pesar del gran número y del largo de la fila los auxiliares imprimieron los diplomas en tiempo récord. En algún momento fue claro para los asistentes que la idea de hacerlo, y la organización logística del evento, con todo lo que eso implica, tenían el liderazgo administrativo y gerencial de una barranquillera de nacimiento y paisa por adopción, la Dra. Lavive Rebage de Álvarez, a quien se le vio atenta a los detalles que hicieron que el evento saliera irreprochable.

Quince panelistas, más invitados especiales, fueron los oradores con un límite de tiempo para cada uno que fue controlado por auxiliares dotados de cronómetro y semáforo para indicar al orador cuando entraba en franja de amarillo y cuando se le encendía la luz roja. En algunos se percibió que les faltó tiempo para decir todo lo que habían pensado decir, y yo tuve la sensación de que las ocho horas dedicadas a ese foro fueron insuficientes para un tema que daría para más. La sola mención de los profesionales importantes que ha dado la universidad al manejo del país sería una lista interminable, y sólo unos pocos –muchos, pero que son pocos frente al total– pudieron ser mencionados. Tuve la sensación de ser ese apenas un abrebocas que abre espacio a la reflexión.

Es entendible que la gran masa laboral no pudo asistir por estar en sus respectivas ocupaciones, y que los allí presentes tenían vínculo con la universidad (había muchos estudiantes) o pertenecían al feliz grupo de los jubilados que podemos ser perros de toda boda.

Al final el tiempo salió justo dentro del cronograma, y el presentador oficial Mauricio Ortiz, que es tenor egresado de la Academia de Música de la universidad, improvisó para los asistentes un programa que estaba por fuera de la programación y fue su interpretación a capella de dos canciones: la “Serenata de amor”, de Jaime R. Echavarría; y la canción “América” de Nino Bravo. Medírsele a tal demostración y salir airoso, sin pistas ni acompañamiento orquestal, fue un alarde de solvencia musical por parte de este artista que afrontó el reto sin enlodar el brillo del evento ni desmerecer. No cualquiera sale indemne de una prueba así.


Poco a poco, pues, estaré escribiendo sobre los temas de la antioqueñidad y sobre la Presencia de Antioquia en la construcción del país o constructo de nación, que llaman; y allí plasmaré mis impresiones sobre los temas tocados en el transcurso del día que tuvieron que ver con la Educación, la Medicina, la Ingeniería, y el Derecho en la formación de nuestra dirigencia. Formación que tiene que ver tanto con los nativos de la región como con los venidos de otras partes a recibir aquí su educación como es el caso del guajiro exsenador y actual Ministro de Minas y Energía Amilkar Acosta que es egresado de la universidad y en sus tiempos de estudiante era organizador de paros y pedreas como la que ayer ensombreció esta celebración porque la ciudad universitaria volvió a estar sembrada de papas bombas y tanquetas por cuenta de los revoltosos.


Octubre 23 de 2013


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